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LA BRECHA EN LO OCULTO

 

 

Tania García

2016

       Al principio, surge en nosotros el asombro ante el propio cuerpo, los ruidos, los olores, los sabores, la luz... Paso a paso, esas sensaciones cimientan una imagen del mundo, pero ese asombro no se mitiga, se trasforma en curiosidad, en deseo que empuja y exige, que plantea cuestiones y preguntas sobre “las cosas” que constituyen ese mundo y ese cuerpo que habitamos.

En esa búsqueda de la comprensión de los elementos que configuran nuestro entorno, realizamos estudios pormenorizados y estructurados, es decir, sometemos “las cosas” a métodos de investigación y sistematización. De tal manera asumo la práctica artística, como un método de investigación más en el camino hacia el entendimiento.

¿De dónde eres?

            Es la pregunta que inicia el camino discursivo de mi obra. Una pregunta elemental, a la hora de entablar una conversación con alguien que apenas conoces. Una pregunta, que surge de forma espontánea, supuestamente fácil de contestar y que propicia un acercamiento suave, una conversación políticamente correcta que supuestamente no invade la intimidad del interrogado. La respuesta sin embargo, sitúa al individuo examinado, en un territorio específico, con una identidad cultural particular, moviéndose en un estrato social determinado, desvelando en ocasiones la esfera íntima. Una pregunta que, a pesar de su ingenuidad, proporciona al interlocutor un sinfín de información de forma inmediata, a la vez que delimita el campo de acción del interpelado.

             A su vez, esta pregunta, resulta no ser tan sencilla de contestar para un (cada vez mayor) número de personas: aquellos que desconocen su país de origen; aquellos que sienten pertenecer a un país que les niega los derechos de ciudadanía; aquellos cuyo país de origen, cultura, religión o ideología despierta tensiones en el país en el que moran; o simplemente aquellos que han crecido entre una amalgama de culturas ypaíses muy distintos entre sí. Para todos ellos esta rasa pregunta podría resultar un tanto complicada e incómodamente extensa de responder.

          En definitiva, esta pregunta a priori superficial, es una gran máquina de significar y encasillar, que en ocasiones oprime y delimita. Una pregunta que tranquiliza a algunos y aleja a otros, por lo que resulta digna de una atenta reflexión. Esbozo así, una obra que surge del conflicto, de la duda. Una obra que invita a replantear códigos y fórmulas, cuya pretensión es rasgar la superficie para intentar vislumbrar ese otro lado, una brecha en lo oculto.

¿De dónde eres? es, por tanto, el punto de partida hacia una reflexión sobre la constitución del sujeto, su identidad y los múltiples elementos que interfieren en la realidad con la que cada sujeto convive. Conceptos como territorio, frontera, lo real, lo imaginario y lo simbólico se anudarán en una práctica interdisciplinar que deja una huella, un esquema, un resultado de formas indefinidas, una voluntad de exploración.

lo efímero, lo inmaterial, la performance

         La performance o arte de acción, es parte esencial de mi práctica artística, el ámbito de lo efímero e inmaterial que permite penetrar en la esfera del espectador. La performance es un espacio libre a la experimentación sensorial, a la observación de fenómenos, estableciéndose como un campo fructífero para la búsqueda o creación de significados de forma colectiva. Se presenta como una acción intencionada en un espacio-tiempo concreto, que permite un análisis de los signos utilizados. Uno de esos signos es el performer, que muestra su cuerpo-significante en una situación de sinsentido, obligando al espectador a construir el significado ausente, siempre a partir del sinsentido.

        El espectador, puede ser próximo o lejano, indiferente, escéptico o entregado, y en este sentido el arte de acción permite una interrelación anómala con el espectador, con resultados a veces incómodos, frustrantes, inquietantes, que son mucho más interesantes —especialmente en una práctica de la búsqueda— que los predecibles. Esta forma de arte, en consecuencia, se mueve en el campo fructífero del

error y de la diferencia, va a la deriva como la realidad, pero provee de experiencias sensoriales a las ideas, a las incógnitas, a los significantes varados lacanianos.

Otro aspecto que me interesa de la performance, es la capacidad de difuminar el esquema tradicional de comunicación. Se produce un cambio de roles entre el emisor y el receptor y en ese vaivén el mensaje se transforma, se subjetiviza. Así la performance deconstruye los sistemas de transmisión, creando un paradigma del lenguaje, solicitando un esquema interpretativo del espectador. El sentido de la obra depende específicamente de la significación que se produce del “otro” lado. Esto nos obliga a pensar una obra con una apertura que no se completa con una mera asociación de ideas, pues demanda la complementariedad, la vinculación con el otro, una cooperación interpretativa, una decodificación de esos signos insólitamente descontextualizados, desnaturalizados. Cual texto lleno de lagunas a rellenar por el lector…

lo perdurable, lo material, el objeto

         El cuerpo, los objetos cotidianos y las formas básicas son los complejos sígnicos utilizados dentro de la acción y fuera de ella como resultados plásticos. Son signos dotados de numerosas variables comunicativas y expresivas que permean la acción performativa o el espacio expositivo. A su vez, conforman lo material, lo arraigado y lo aparentemente perdurable de la obra.

        Debido a la intencionada disposición aberrante de estos signos, mi obra no produce unidades de conocimiento, no incluye códigos cerrados, sino que pretende romper, desbaratar el frente a frente de la tradición visual, descentralizando la mirada para fomentar miradas transversales. Apelando al espectador para buscar en su conocimiento, algo que le permita decodificar esos signos, obligándolo a plantearse a su vez las mismas u otras preguntas.

         Todo este juego con el otro y con los signos, me permite indagar en lo que considero el objetivo intrínseco de esta práctica enmarcada en lo relacional: crear incógnitas, paradojas y provocar así inquietud en el espectador, la misma inquietud que plantean algunas preguntas aparentemente sencillas. Creando así, un ejercicio de búsqueda inmersa entre lo material y lo inmaterial, entre la idea y el objeto, entre las interrelaciones y lo hermético, entre el arraigo y el desarraigo, entre infinitas dicotomías que afloran del inexorable pensamiento binario que nos conforma.

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